Hermana mía Amargura,
el otro día temprano
en la puerta de mi casa
dos cofrades murmuraban,
que para el año que viene
sobre costal te llevaban.
Por fin tus hijos podrán,
rozar la trabajadera
ceñir faja a su cintura,
para llevarte en volandas
y devolverte a tu casa
con la cadencia marcada.
Años llevo yo Esperanza,
viendo tu palio a lo lejos
escuchando al son que marcan
el rachear de sus pies,
que son los pies de mi hermana.
Pues la misma gubia hizo
a la Madre franciscana,
y a la que es Reina y Madre,
del barrio que la coronara,
el mismo cincel hará
que queden custodiadas
por esos doce varales
donde sonarán las borlas
de bambalinas bordadas.
Foto amargura : facebook, Ecce-homo Redencion de Alicante.
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