domingo, 29 de marzo de 2009

El cura costalero

En el ultimo ensayo, nuestro compañero Felipe, nos sorprendio de nuevo dandonos a cada unos de los costaleros, una estampa de el Gran Poder y de la Esperanza, junto con un folio que decia lo sigiente:

A MIS BUENOS Y QUERIDOS COSTALEROS

UN ENCUENTRO DE HERMANOS


Lunes y viernes por la noche hay un trasiego de gente joven en el salón parroquial. Saludos, abrazos, ayuda mutua, alegría contenida y expresada por el encuentro semana tras semana. Son los costaleros.



Ilusión, esfuerzo, algún gesto de cansancio contenido. Pero, sobre todo, amor. A esas horas el trabajo del día, la necesidad del descanso, el encuentro con la familia… urgen la vuelta a casa. Pero, no: El Gran Poder y la Esperanza nos esperan. Ellos son los grandes confidentes y hay que sentir el sudor y el peso al cargar y las piernas que flaquean y la vuelta que hoy se hace más pesada, más larga… Pero merece la pena. Ellos, el Gran Poder y la Esperanza, nos necesitan. Y el compañero que está a mi lado me necesita. Y yo necesito al Señor y a la Virgen y al amigo que carga junto a mí.



Y siento que la vida es esto: un paso de Cristo, un paso de Virgen, con sus dificultades y alegrías, un ir hombro con hombro y darme cuenta de que no estoy sólo: hay una esposa, unos hijos, unos padres, una novia, unos amigos… Todos juntos, costaleros del único paso que es la vida. Y encima El Gran Poder y la Virgen de la Esperanza que me miran agradecidos. Y en lo más íntimo de mi alma siento su beso. Y me doy cuenta de que Ellos son mis costaleros en la vida. Y les doy las gracias al Señor y a la Virgen. Y al volver a casa, cansado, con el costal bajo el brazo, me doy cuenta de que no estoy solo. A Jesús y a su Madre los siento siempre a mi lado. Y los que me quieren son la expresión de ese Amor.



Esto que decimos de los costaleros quisiera decirlo de todos los hermanos que os preparáis para la Semana Santa, de todos los que, de una manera u otra, trabajáis y lleváis dentro de vosotros al Gran Poder y a la Esperanza. A todos los que a día a día visitan su capilla y en la cruz del Gran Poder y en el pañuelo de la Virgen encuentran una esperanza.



A todos, buena estación de penitencia.

Vuestro amigo y hermano de costal



Felipe Martínez

Párroco de la Misericordia



Cuaresma 2009

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